Nosotras, las que en tiempos
levantamos barricadas,
que sirvieron para voltear la tierra
y muchos mundos.
Nosotras, olvidadas,
que gritamos con fuerza,
y arrancamos a tiras
la piel a la pereza.
Nosotras, las viejas.
Nosotras, las cansadas,
las que peinamos plata
y vestimos moda ya pasada…
Nosotras, agotadas.

Volveremos a levantar empalizadas
y haremos reboleo con el alma
para tornar de nuevo a la batalla.
Nosotras, las de siempre, maltratadas,
pondremos freno a la resignación
y retaremos a los barbaros
que quieren parar el mundo,
tornarlo al Medievo
haciendo chanza
de luchas ya pasadas,
de tantos golpes que crujieron
los huesos, hoy maltrechos
sujetando la piel, ajada, dura
tal que cuero curtido en mil batallas.
Nosotras, nos plantamos,
de nuevo, a fuer de estar cansadas
levantando el puño
como si empezara en este momento
nuestra brega.
Lucha antigua
de mujeres alentadas por la vida
guardando los golpes,
la piel herida
haciendo camino a paso de pobreza.

Nosotras, las de siempre.
Nosotras, las piradas
las que seguimos escuchando
música ochentera
y saltamos de emoción
ante un poema que ellos odian
porque no saben de amor ni de belleza.
Nosotras, las nadies
prescritas, acribilladas
por descarte, baluarte de esperanzas
levantadas , como no puede ser de otra manera,
mientras recogemos
los viejos estandartes.
Nosotras, las dobladas,
heridas, maltratadas
por la vida, las luchas
los quebrantos, los silencios,
las lágrimas tragadas.

Nosotras, que nos quisieron,
bien calladas;
hoy gritamos por derechos
sin tregua, negligencia o apatía.
Siempre, nosotras,
levantaremos de nuevo barricadas,
torceremos el brazo
al bárbaro que nos arrebata
lo ganado con sudor,
con sangre…
hasta la piel, que nos dejamos en contiendas.
Nosotras,
somos las de enfrente,
las que damos pasos
levantando como locas,
banderas y puños bien cerrados,
negando el paso al imprudente
que ose tornarnos al presidio
de donde salimos, rozagantes.
Nosotras, disidentes, mal habladas,
con el pecho al aire, si hace falta,
enfurecidas, o bregando entre nieblas
y esquinas, renuentes,
siempre firmes. Nosotras…
Nosotras, somos las que vamos
a enterrar al disidente,
como antes lo hicieron las abuelas,
cruzando la frontera de la muerte
llevando la esperanza en un hatillo
mirando al cielo,
con las nubes por techo
sin más poder que un cuerpo
que prende, como tea, en nuestro vientre
fértil estrella, ungido y bien dispuesto.
Nosotras, fatigadas, rotas o extenuadas,
caminamos, con prisa, hacia el futuro
porque sabemos que lo luchado
no tiene retroceso.
Por eso, te digo, si quieres humillarnos
aparta, marcha, vete,
no te opongas jamás a nuestro paso.
María Toca Cañedo©.
Santander-29-06-2023. 13,01