he sido tan feliz
que las horas se vencen
contra el río intangible
de lágrimas vertidas.
Sentidas fueron yendo las horas,
vívidas, dulces con tórridas pasiones,
contemplados paisajes
de cumbres ancestrales
y barridos por los vientos
por luces bien difusas. Al alba…
despertares gozosos
o torreones históricos
surcando tibios amaneceres.
Rompiendo las cadenas umbrosas
que ceñían mi pecho
no contaba con tanto contratiempo
o tamañas traiciones
trufadas de escollos, blindados
de malas intenciones.
No contaba con ello…
cierto, que fueron ingratas las bajadas
al infierno, procaces, nada breves.
…Aun con todo y con eso
os juro que el balance
se me torna tan grato, feliz, solaz
tan vívido y sentido
como dulce tormenta que agita
los paisajes y los torna sentidos.
En tiempos, se cortaron tenebrosas amarras
esas que nos sostienen
atadas a la nada.
Sometidas, calladas,
sin vida, sin futuro
sin voz y sin palabra.
El camino fue abrupto
mechado de tristuras
-ya os dije- ser libre es lo que tiene
que a veces te desgarra
o te nubla la vida.
Ser libre es lo complejo;
atarse y tener amo
es sencillo, tan simple
que resulta muy fácil.
Te borras y sigues embridada.
En cambio, opté por soltar las amarras,
salir de la crisálida.
Y volar con las alas tan rotas
que temí no despegar del suelo.
Volar sin más destino
ni tregua ni final.
Se trataba tan solo
de volar todo el rato
degustando, golosa,
el placer de volar.
Por eso os confirmo
-hago balance ahora
cuando el camino tuerce
hacia el tramo final-
afirmando sin dudas
que mereció la pena,
que con todo y con eso,
volvería a saltar los abismos
tornaría loca, de nuevo a despegar,
sola, herida y maltrecha
pero en franca libertad.
María Toca Cañedo©
El Camello-8-07-2024. 12,20