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Dedicar el día
Voy a dedicar el día a soñar muy despierta
a hacer tirabuzones con las penas pasadas
y a contar historias que bien pudieron ser
los retazos de vida que nunca viviré.
A sentarme despacio y contar las estrellas
a vestirme de sol y dejarme abrazar
por un amor de lluvia, de nubes en el cielo
y a vagar por un campo sembrado de esperanzas.
Voy a sembrar mis sueños y los voy a regar
con agua destilada que brota de mis dedos
para que crezcan sanos y me lleguen al cielo.
Voy a pasar el día contando a mis amigas
que la luz ha crecido y se impone a las sombras.
Y luego, voy a cerrar los ojos, a volver a soñar.
María Toca Cañedo.
Volar
he sido tan feliz
que las horas se vencen
contra el río intangible
de lágrimas vertidas.
Sentidas fueron yendo las horas,
vívidas, dulces con tórridas pasiones,
contemplados paisajes
de cumbres ancestrales
y barridos por los vientos
por luces bien difusas. Al alba…
despertares gozosos
o torreones históricos
surcando tibios amaneceres.
Rompiendo las cadenas umbrosas
que ceñían mi pecho
no contaba con tanto contratiempo
o tamañas traiciones
trufadas de escollos, blindados
de malas intenciones.
No contaba con ello…
cierto, que fueron ingratas las bajadas
al infierno, procaces, nada breves.
…Aun con todo y con eso
os juro que el balance
se me torna tan grato, feliz, solaz
tan vívido y sentido
como dulce tormenta que agita
los paisajes y los torna sentidos.
En tiempos, se cortaron tenebrosas amarras
esas que nos sostienen
atadas a la nada.
Sometidas, calladas,
sin vida, sin futuro
sin voz y sin palabra.
El camino fue abrupto
mechado de tristuras
-ya os dije- ser libre es lo que tiene
que a veces te desgarra
o te nubla la vida.
Ser libre es lo complejo;
atarse y tener amo
es sencillo, tan simple
que resulta muy fácil.
Te borras y sigues embridada.
En cambio, opté por soltar las amarras,
salir de la crisálida.
Y volar con las alas tan rotas
que temí no despegar del suelo.
Volar sin más destino
ni tregua ni final.
Se trataba tan solo
de volar todo el rato
degustando, golosa,
el placer de volar.
Por eso os confirmo
-hago balance ahora
cuando el camino tuerce
hacia el tramo final-
afirmando sin dudas
que mereció la pena,
que con todo y con eso,
volvería a saltar los abismos
tornaría loca, de nuevo a despegar,
sola, herida y maltrecha
pero en franca libertad.
María Toca Cañedo©
El Camello-8-07-2024. 12,20
Una sonrisa te salva del despiece,
un texto bien guardado en la memoria…
un libro en el estante,
una flor seca entre las hojas
que guardaste la tibia mañana
en que la vida se tornaba liviana
y te pensaste que el mundo te cabía en la cabeza.
Esa risa infantil que te recuerda
la niñez; aquel sueño en sementeras
de lo que suponías era vida,
expectativas, misterio y fue camino
que al fin trampeaste al caminar.
La canción perdida en la memoria
que al escuchar te despierta los recuerdos
del abrazo, del beso primigenio
y de aquella explosión de dinamita
que fue el primer y único enamoramiento
de aquel tiempo.
Un olor a yerba que reposa
en el jardín lejano del hogar
cuando padre era joven y segaba
con brío, colodra y un dalle
que cada poco había que afilar.
El heno del verano, el mejunje
que la abuela te llevaba al despertar
en tazón humeante, bien provista
de leche, huevo y un buen pan.
Se nos llenan los patios de recuerdos
-alguien lo llama nostalgias, yo le digo
andar a tientas, recordar-
conforme el camino se achica
el solsticio se agota
y se intuye cada poco el final.
Reposamos como dulces ninfas en espera
de que despierte la vida
y el capullo de crisálida en espera
se nos forme de pronto, brotando
la bella y colorida mariposa
en un vuelo alto en libertad.
Quizá ese sea el proceso…
crecer en un estrecho capullo
para luego, lanzar alas, ser hermosas
y volar.
María Toca Cañedo©
Santander-06-07-2024. 10,54.
Somos
Somos aquello que se contempla
con ensimismado pensamiento.
Lo que amamos; el soliloquio
comenzado de mañana ante el espejo
mientras el café humea en el hogar.
Somos la piedra angulosa que rodamos
por caminos, senda y roquedal;
guijarro temblón de un día aciago.
Lo que soñamos despiertas,
proyecto de humana
que creímos y la resma que quedó
después del añoso paso quebrado
que cubrimos de ajada piel
mientras deambulamos por la senda
trazada a mano firme por cualquiera.
Cuando nos vestimos, somo eso
que nos mira en el retrato
en donde la niña color sepia
se despista contemplando la noria crepitar.
Somos barro, ceniza somos
que torna al cielo, se hace humo
y al fin, volteada, luce entre sombras
cual espejuelo del ensueño
mero reflejo en libertad.
Somos nada…o solo inacabado sueño
que torna al incierto lugar
donde se crean las entelequias
y transitan inacabadas utopías
formadas de frágil y salada
espuma de ese mar que nos abruma.
María Toca Cañedo©
Santander-02-07-2024. 17,16.
Envejecer
Quizá era eso. Solo eso;
envejecer no es que se aje la piel
o que el paso se achique a poco
que lo fuerces.
O que el deseo se atenúe hasta ser invisible
y la pasión se acalde
en ropero olvidado…
No es eso. Que yo todo lo tengo
acumulado dentro…
y no es eso.
Envejecer, amigas, compañeras del alma,
es acumular desfalcos, desalientos del alma,
con decepciones varias.
Envejecer, no es más
que sufrir un desengaño nuevo
cada día del año.
Que correr por anchuroso valle
deshojando creencias,
banalidades varias, y sufrir desalientos
porque lo que antes creías
se desmorona raudo,
como naipe venteado
por el soplo del tiempo.
Envejecer, amigas, es crecer
en desalientos varios,
en certezas frustradas;
es utópicos gallos
que se achicaron tanto
que ya nunca jamás
cantan en madrugada.
Envejecer, queridas, es hacerse mayor,
pero no en crecimientos
¡qué va! eso se dice como vana mentira.
Envejecer, al fin, es sufrir desengaños.
María Toca Cañedo©
Santander:21-06-2024. 11, 45.
Publicado en poema
Etiquetado alma, anchuroso, compañeras, crecer, creencias, desalientos, desengaños, desfalcos, envejecer, frustradas, gallos, madrugada, piel, utopicos, Valle, venturosos
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La deserción
Tan solo se quedaron
las pavesas ardientes
de aquel fuego que creímos eterno
…y nos duró tan poco
que aun, lo echamos de menos.
Cómo pábilo cárdeno
ardió entre áuricos juegos
de aquellas primaveras
en que todo crecía y el viento nos soplaba
siempre el mismo, de cara.
¿Qué pasó entre las algazaras
y los torvos silencios?
¿Qué rutina tan fiera
nos dejó sin recursos?
cuando la noche fría extendía su manto
y ya, aunque miramos al cielo,
bien cuajado de estrellas,
el silencio y la usura
nos convirtió en extraños.
No supimos qué hacer
cuando el fuego cayó sin filigranas
y la torva mirada de la terne distancia
nos acunó con ganas,
hiriéndonos la espalda.
¡Que silencio tan frío!
que soledad tan fiera
decorada por los largos silencios
por las noches sin luna
por el lecho contrito
columpiando en la nada.
Cuando en el atardecer
de aquel día cualquiera
sentí la puerta abrirse
empujando el batiente
y tus pasos tan lentos,
perderse en el camino;
lo supe, amigo, amante,
lo tenía bien claro
que el viento te llevaba
a buscar otras fuentes.
Y aquí sigo, en la casa
que nos sirvió de nido
envuelta en la mantilla
que sirve cual rebozo
de mi pena y tu marcha.
María Toca Cañedo©
Santander-16-06-2024. 12,35.
Decepciones
Casi se emparejan, decepciones sufridas
con las viejas contiendas
tal que años cumplidos…
mientras, se cierne en paralelo,
con dolor y con miedo
la zozobra y el tedio.
En cada esquina se urde un desafío
saltándose sin mirar al vacío
y volcando la rabia
en el pozo sin fondo
de los tercos engaños
que ciernen el silencio.
Son tantas las zozobras,
las batallas perdidas
en derrotas sin cuenta
con tercos desencantos,
vendidos
al postor de la ingenua
casa donde me hallo.
Urdidas frustraciones
y yermos los guijarros volados
de un camino que al punto
nos pareciera nuevo.
Cuando vencida y rota
se cae en la batalla
por cientos de desmanes
que no dejan de ser
siempre, la misma contienda
librada de costumbres
y de ciegos mirares.
Decepciones, vacíos,
entre gritos de guerra
con palabras tan hueras
que al decirlas se aquieta
el viento y otra vez
tornan como fantasmas
las sombras a hacer guardia.
María Toca Cañedo©
Santander-15-06-2024
Publicado en poema
Etiquetado batallas, decepciones, frustraciones, guardia, guardias, ingenua, perdidas, postor, sombras, urdidas, viento
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Guerras pasadas
Hubo contienda, que lo cuentan los cuentos;
en un tiempo morían, tristes penaban
gente que ahora amarillea
en sus fotos colgadas, con la frente marchita
mirándonos con lástima, tornando la cabeza
hacia la nada.
Hubo contienda, en un sitio lejano,
también la hubo cerca, siempre violencia
que devoró el pasado, dejando las secuelas
que hoy padecemos.
Gente que mata a gente, mujeres negras
ahogadas por las penas, caminan ciegas
y tornan paso a paso,
hacia lejanos puertos.
Huida ciega, contienda de silencios,
exilio, pena, añoranza de la tierra cercada
por amplios batallones, por nubes negras.
Partieron hacia puntos lejanos, en lontananza
dejando los paisajes con el polvo que cubre
la tierra yerta.
Hubo guerras, me contaron despacio,
cuando lejano el tiempo,
se escuchaba romper en el silencio
golpes de muerte, que son sombras larvadas
ruidos, acervos ruidos, de tierra levantada.
-Muros caídos, casas sin gente-
Me contaron, en tiempos, de bárbaras batallas
donde los niños, tristes en soledad,
vagaban siempre,
buscando a la madre, o una simple hogaza
que llevarse a la boca
matando el hambre, sumergidos en miedo.
Silencio, escucha…que suenan las sirenas
traen consigo, gritos de guerra.
Me contaron aquello…
historias viejas -pensaba inocente-
Pasado incierto, que ahora somos mejores,
en el presente…
Todo pasado, me convencía…todo de antes.
Que no, me dicen, porque ahora los tambores
de otra contienda, comienzan a sonar,
entre estertores, con gritos y quebrantos,
que dicen, patria, cuando solo quieren decir:
emolumentos, ganancias y prebendas
para unos pocos…
Los otros, los nuestros, los míos, tuyos, aquellos,
serán los que cubran de ceniza sus cuerpos
mientras, en soliloquio, una madre temprana,
llore a sus nenes.
Me contaron batallas, contiendas encendidas
cosas antiguas…
Ahora que lo pienso,
siempre es lo mismo, batalla sin sentido,
que torna cada poco con el tajo afilado
de sus cuchillos.
María Toca Cañedo©
Santander-03-06-2024. 19,39.
Foto: “Migrant Mother” Dorothea Lange, 1936
Publicado en poema
Etiquetado afilado, batallas, contiendas, cuchillos, encendidas, escucha, exilio, gritos, guerras, madres, miedo, niños, pasado, quebrantos, siempre, Tajo, tierra
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Esos sudarios blancos
Esos sudarios blancos, níveos hasta hace poco,
esos cuerpos pequeños, que perdieron la vida,
ese momento aciago, cuando los ojos cierran
y en la boca se cuaja la mueca de tristura.
Esos niños pequeños, que volaron al aire
y desde allí nos miran esperando respuestas.
Esas madres dolientes, esos pechos sin alma
porque el dolor es tanto que la vida se escapa
dejando hueco profundo, que nadie llenará
Ese grito en la noche, esa luz que deslumbra,
ese golpe en la casa, esa infame venganza…
El sudario te cubre, pequeño, con pudor escanciado
que nos vela tu cuerpo, la frialdad nevada
de tu rostro chiquito, de tu boca cerrada
de labios apretados que jamás, esbozarán sonrisas.
El viento torna ciego el polvo del desierto
y tu madre te clama, en la noche estrellada,
buscándote, enloquecida, por donde antes jugabas.
Esas lágrimas secas que cuajarán su cara
cada día de tantos que pasará en tu busca,
porque nadie renace cuando existe un sudario
que cubre al bienamado y lo deja enterrado.
Esos sudarios blancos, níveos hasta hace poco,
ese viento de guerra que azota a la tierra,
esas miradas torvas que no quisieran ver
al niño que, encerrado, en su sudario, clama,
por tierra, por un trozo pequeño de patio
donde sus pies volaran y creciera en la calma
mecidos por la brisa de un mar Mediterráneo.
Esos sudarios blancos, esos cuerpos enjutos
nos claman, nos interpelan…
Esos niños pequeños que nunca crecerán
esas bestias feroces que nunca aplacarán
la ira, el odio ciego…esa sed de victorias
de tierras masacradas, yertas, germinadas
de sudarios tan blancos, de niños tan pequeños
que malditas están.
Ese grito silente, de los blancos sudarios
serán como fantasmas, serán como almas en pena
que acompañan la vida de quien no quiera mirar
María Toca Cañedo©
Santander-30-05-2024. 22,21.
Lo que importa
Lo que de verdad importa…
se nos olvida, a veces.
Importan las miradas
que nos hacen vibrar por las esquinas,
pensar que de esos ojos haremos
puerto y vida.
Importan los suaves amaneceres
que vemos, escondidas tras los visillos
envueltas entre brumas y sueño
que nos prende aún del brazo
y nos mece, risueño, entre golpes de estío.
Las noches con estrellas,
entreverado el cielo con sombras y luceros,
las penumbras que crecen
entre el umbrío bosque
y el naciente de un río.
La sonrisa radiante de un niño
que nos mira, con embeleso ardiente;
la mirada del viejo que nos escucha
y asiente, con la boca ladeada
de escepticismo amable.
El agua cuando hay sed,
la comida caliente,
el lecho que nos abraza cuando andamos renuentes.
Y el mar con su espuma
con las olas brillantes,
y el brioso murmullo
del amigo que llega a curarnos los males.
Importa lo que sientes, lo que vives ahora,
importa lo que cumples, lo que olvidas,
importa, lo que amas, lo que respiras,
importa lo que eres…
María Toca Cañedo©
Santander-27-05-2024. 18,28