Escondida, ajena al despertar
con el agua salada de lágrimas
que mezclan bien la soledad
mientras el mar diluye las preguntas
que nos hace la noche.
Despertar en umbrío…
Porque nadie regresa del dolor
mas que con el alma derrochada
y caminando del revés.
Del infierno se sale a gatas,
a paso lento, magullada,
sobreviviendo a cojetadas
casi sin darnos cuenta de quién somos
y el vago recuerdo de quien fuimos.
M. Toca
Hay formas de felicidad que son pequeñas,
dejar pasar trémulas horas
atados los ojos a un poema
mientras el sol o el tinteneo de la lluvia
nos acompaña en soliloquio mañanero.
O caminar por un sendero
oyendo el crepitar de bravas olas.
Una merienda, atados los ojos
a un amor o compañero
mientras la brisa nos socorre
y nos acecha el finiquito de una tarde
dejando en rojo el paisaje
y un crepúsculo apasionado y vibrante.
Son felicidades tan sencillas
que pasan sobrevolando las escenas
y enjaretan horas bien vividas.
Son esas, solo esas, las que añoro
y quiero llevarme bien zurcidas
para cuando sea solo polvo de caminos
y siembra de otros amores encendidos.
M. Toca