Quizá era eso. Solo eso;
envejecer no es que se aje la piel
o que el paso se achique a poco
que lo fuerces.
O que el deseo se atenúe hasta ser invisible
y la pasión se acalde
en ropero olvidado…
No es eso. Que yo todo lo tengo
acumulado dentro…
y no es eso.
Envejecer, amigas, compañeras del alma,
es acumular desfalcos, desalientos del alma,
con decepciones varias.
Envejecer, no es más
que sufrir un desengaño nuevo
cada día del año.
Que correr por anchuroso valle
deshojando creencias,
banalidades varias, y sufrir desalientos
porque lo que antes creías
se desmorona raudo,
como naipe venteado
por el soplo del tiempo.
Envejecer, amigas, es crecer
en desalientos varios,
en certezas frustradas;
es utópicos gallos
que se achicaron tanto
que ya nunca jamás
cantan en madrugada.
Envejecer, queridas, es hacerse mayor,
pero no en crecimientos
¡qué va! eso se dice como vana mentira.
Envejecer, al fin, es sufrir desengaños.
María Toca Cañedo©
Santander:21-06-2024. 11, 45.