Hay abrazos sentidos que ahogan al darse,
abrazos que rompen silencios eternos
y saben a vida, a gloria, un gusto de pura ambrosía.
Hay abrazos que hermanan el ansia de sana armonía,
de quedarse quieta entre esos dos brazos que aprietan
y dan mucho más que la paz.
Hay abrazos que parten con alas difusas
hacia algún lugar donde anidan hueros
y luego regresan para no partir
anidando suaves entre la memoria
y el dulce placer que da la nostalgia.
Hay abrazos…que saben a miel
y a una le dan ganas de encontrar, al fin,
el lugar seguro donde hibernar.
Hay quietos abrazos, que abrigan, que dan el calor
que la tierra impía nos suele quitar,
que arropan, que huelen a almizcle y a pan.
María Toca Cañedo©
Santander- 14-04-2024. 21,39.