Me gusta la gente con historia
la que vela su mirada traspasando
los velos de la infancia;
la gente que sonríe con los ojos
y tras la sonrisa puede que se mantenga escondidas,
un torrente de lágrimas amargas.
La que habla de verdad sin que se note
mientras esconde entre visillos su morada.
La gente grande que hace cosas pequeñas
y la pequeña que, de pronto, se da cuenta
que viste traje de presteza.
La sencilla gente que no vende
criterios ni bellezas
porque sabe que solo lo barato, tiene valor
aunque sea alto -por más que digan-
porque nadie puso precio a un amanecer
ni al beso que el amante puso en piel amada.
Me gusta la gente que se asoma
de mañana a gritar las alegrías
por ver llegar de nuevo el sol a su morada,
o la que, en torbellino, se equivoca,
para luego, tornar a la carrera.
La gente que no miente, y si lo hace
es por causa buena…por no herir, ni ser herida,
por quien vive entre maleza y hojarasca
y suele agredir a puro gusto por el placer
de sacar garras para defender lo indefendible.
La gente de agua clara,
la que se implica, la que salta,
corre, tropieza y se escaralla.
La gente de verdad, la de barrio de alta cuna
o la que se rebaja hasta el infierno
si con ello puede salvar su alma
o la de alguna persona que anda cerca.
En fin, que me gusta la gente
que hace historia, aunque solo sea
un pequeño apéndice en la aventura
de estar viva, mientras vive en pleno incendio
mientras le crecen nuevas alas cada día .
María Toca Cañedo©
Santander-07-05-2024. 19,37