Apretando el paso, camino despacio
hacia la vereda, preñada de flores,
tañida con sonidos hueros
de mil pajaradas
que amplias, levantan el vuelo.
Se me vuelve el alma del revés incierto
la suave algarada donde me despierto
y encuentro las sábanas, mojadas y hueras
dibujando un cuerpo de anchas espaldas
y largos silencios.
Soledad umbría. Sueños atrasados
donde la vereda esculpe su mano.
Anoche, apenas dormida
soñé que te amaba
que en la soledad, quebrabas
mi cuerpo y con suave mano
dibujabas cruces sobre mi tormento.
Soñé que te ibas y lento abrazabas
mi piel y tus sueños.
Desperté quebrada, rota, malherida
con flecha clavada de sutiles llantos
que frágiles manos ataban con prisa
a mis soledades y a tus recuerdos.
María Toca
Santander-14-07-2018, 0,04