Ese no ser , estando quieta
que el viento quiebra con su fuerza
y mece la piel vuelta violeta
cuando la descarada madrugada
asoma por aquella ventana bien cerrada.
Estar, estando y no estar,
ungida por sueños o tristuras
esperando, que la llama del fuego
que incendia, se fragüe con tibio halo
y nos deje las volutas de su llanto
envuelta en brasas libres
que calcinen cuerpos y libren llantos.
Esa voladura de cabeza…
ese no estar. Ese no ser que me espanta
y deja el alma balanceada
como caireles que bailaran al son
de una brisa suave que los mece.
Esa sonrisa solapada
que por decir, no dice nada
mientras los ojos despiadados
se asoman, sin ver, por la montaña.
Dormida, o soñando, tal vez
en suave equilibrio con la danza
que contornea justo entre la vigilia
y la tenue y contenida fantasía
María Toca
Santander-12-07-2018. 19,54.