Construí un castillo con mis manos
para habitarlo en momentos de penuria;
por paredes, puse letra impresa,
decoré las ventanas con cristales difusos
que ampararán desidias y dolores.
Por techo puse notas musicales
y acuné mi lecho con pinceles
que dejaron la huella de mis sueños
extendidos, por todas las paredes,
decorando con nubes de madera
los cuadros forjados en mi ausencia.
Dentro hice fogata con pesares
encendida con la ilusión
de amar con fuego
a los que dejé al amparo de mi pecho.
Puse muebles de humo acicalados
que sujetaron un cuerpo, a veces yerto,
cansado, otras activo
y siempre presto a volar
raudo, hacia el tejado.
Por la chimenea, salía en madrugada,
el humo, que sobraba de mi lecho
porque sentí, que lo mejor, para vivir, era,
ir ligera sin maleta, ni preceptos.
Por eso, construí ese castillo .
A él, invito solo a los amigos,
me guardo con ahínco, las llaves
y en duras mazmorras
encierro con cerrojos, a los malos.
Santander-17-3-2016. 14,35.