Sin un ay, sin molestar siquiera,
sin aspaviento, sin grito, sin aliento
se nos murió el poeta un día frío
de febrero, perdido entre nostalgias.
Con pocos céntimos en el bolsillo
mas un poema llevaba en sus inicios.
Así son los poetas, mueren pobres,
llenando con letras los desvaríos
que otros hombres, realizan
y ellos pagan, con la vida,
intentando salvar a la poesía.
Murió el poeta del pueblo, Antonio,
por nombre, hijo de Ana, amante de Leonor,
de Guiomar también. Y de Soria,
hijo y cantor sin condiciones.
Antonio, excluido, marchó al exilio,
ligero de equipaje, ancho y fluido,
como el hijo de mar que proclamara,
bueno, en el buen sentido,
e hijo de un país
en el que habitó Caín y tuvo hijos.
Un frío día de febrero,
perdido en una triste pensión,
de aquel país vecino
que le supo acoger y dar avío.
Abandonado, dejando secuela de amor
bien cincelado, con el alma trocada de poesía
solitario y triste en su desgarro.
Se nos murió un poeta en cualquier lado,
por abandono, por ser hijo, hermano y padre
de un país bien condenado.
María Toca©.
In Memorian Antonio Machado. 22 de febrero 1939.