Ese dolor tan ciego que atenaza
el cuello y el corazón asiste
como puede al fuego que lo quema,
es, con mucho, ardor que duele
y no deja pensar, a veces con el brío
de antaño, tan solo en desafío
con el recuerdo de la herida abierta,
que no cierra ni olvida, ni se queja,
de sentir ese mal, por el que recuerda
al que se fue y está siempre tan cerca.
Son las horas del día, mortaja
de sentimientos encontrados, bajan
en la memoria siempre aquilatados,
por eso, la herida no se cierra,
porque no quiero perder ni un pensamiento,
en que no estés tú presente
y yo concuerdo
con amarte sin medida y sin suerte.
Santander 18-11-14. 16,42. 302 días sin ti, pero contigo.