Como se horada la piedra por el agua
que, a paso lento se derrama,
como la lágrima se abre camino
entre los pliegues del ojo que la guarda,
así, se cubre el cielo esta mañana
abordado por la niebla en la ventana.
Anchas las cancelas del miedo
libres de cadenas y al viento
que retoza en la montaña, agreste y milenaria,
se escuchan voces que claman la venganza.
Al trote amplio de corceles de espanto
tiembla la tierra ante su paso,
hoy, mañana, pasado, cualquier día
suenan timbales a lo lejos
mientras, se escarcha y se abre el llanto.
Bailan, las quijotescas ramas rotas,
bailan, al son que toca el céfiro embravado,
retozan, entre silvestres penachos
y se miran el rostro en el torrente circundado.
Así, se reparte la alborada,
entre simientes y ríos sin cauce ni quebrada.
tal que caminante por el cielos estrellados,
Santander-30-10-2016. 15,05