Así, como quien no quiere la cosa
se me escurrió el tiempo sin notarlo;
contemplando mi cara en el espejo
encuentro a una señora un tanto ausente
que me contempla con mirada
de no entender ni conocerme.
Por los ojos se escapa la costumbre
de sentirme aquella niña que soñaba
con metas, cosas importantes
y luchas por la justicia
rodeándome de infames
que, a veces, atenuaban
mis propias fantasías que contaba.
Envejecí o me agriaron la sonrisa
el corazón esculpió coraza de costumbre
aunque en el alma llevo siempre
la lucha por mantenerme incólume.
Por eso, cuando contemplo la imagen
del rostro que extrañado, aún me mira,
no puedo más que sorprenderme todavía
y preguntarme ¿quién es esa tipa
que ahí, debajo de la máscara,
se encuentra bien agazapada?
María Toca
Santander-15-8-2016. 11,54.