Era bonito pisar fuerte el asfalto,
calentado o cubierto de nieve,
con tacones gastados y los pasos leves,
cargados de prisa y de suerte.
Era bello abrir la ventana al caer el día
sin saber siquiera que hacer
o en que batalla rotarían las horas
de aquella, nuestra, juventud dorada.
Los días corrían, la risa saltaba
por rincones cubiertos de escarcha
mientras las noches se hacían eternas
envueltas en sudor y aquelarres
de pasión deseada.
Era lindo correr tras la nada
que cubría el futuro, apenas nublado,
por corrientes de agua encharcada.
Enlazar el cuerpo posado en mi cama,
y dejarme abrazar por los brazos
que cada mañana, descubrían,
un nuevo jolgorio con amplia algazara.
Era bueno no querer promesas
ni falsos proyectos de amor enlatado…
vivir el presente, sentir como nuevo
cualquier sentimiento.
Era hermoso, reír desbrozando
con cada palabra, las nubes
que lentas, cubrían el cielo
mientras, las zozobras bastardas
tejían su manto
para luego dejarnos un hueco,
vacío y reclamo, de aquella inocencia
que nos devolvía al suelo.
Fue bello vivir a destiempo
nutrir el presente de bellos recuerdos
de largos despojos y amplias nostalgias
que, ahora, marchita y caduca
ya cubren mis sueños
y propician, felices, estos chicoleos.
María Toca©
Santander-11-01-2023. 19,11.