Quemadura del tiempo, al socaire de dudas,
serás vana palabra, que la barre el olvido
-el corazón nubla, lo que dice la mente-
mientras la razón huye hacia nortes cautivos.
Se barrieron olvidos,
se quemaron con la furia baldía,
las malas hierba crecidas en el huerto
de pasiones prohibidas, de soledades yertas.
Que poco nos separa de la muerte, el día
que no nos tiemble el alma, ante pecho cautivo.
Que poco me distancia de la yerta montaña
cuando el habla se apague
y la sonrisa hiera, mi cara,
al contemplarte.
De pasiones cautiva, la carne calcinada
ante noches de incendiadas esperas…
Qué tiempo más oscuro
discurría aquel día
en que yo te quería y tú…
solo me sonreías.
Encerrada en la dulce prisión
que labra el amor arrasado,
las pasiones perdidas.
Mientras…
tú, apenas comprendías
que el espacio nos dejaba en la pausa,
viviendo por un tiempo
un amor clandestino
que nos barrió la noche
y nos cubrió el olvido.
María Toca Cañedo©
Santander-2-01-2023. 20,53