un proceso vital acostumbrado.
No hay calor, ni sonrisa,
no te vayan a confundir y ser banal.
Lejana, la duda de ser atacada por el otro,
miedo a ternuras que ablanden duras intenciones.
Lejanía. Frío. Sepultura de amor
convertidas todas las almas
en fronteras andantes,
solitarias cuerpos, vacíos
que añoran, quizá, cercanía.
Buscamos, tercas, el abrazo entre los barruntes
y lejanas sospechas
que cruzan de fronteras los largos caminos
que debemos andar con cadenas.
Quisiera tener el valor
de romper esa mala costumbre,
dejar fuera la fiera, acercarme
buscar el calor…
Porque el abrazo, o la tibia sonrisa
nos salva, a veces, del frío exterior.
- TOCA
A Laura Repullo, cuyo post inspiró este no poema. Con calor.