La tarde discurre entre gélida y fría
con las sombras dibujándose espesas
tras los visillos, que enfurecen la luz.
Mientras, el pensamiento me lleva lejos
donde van las noches que pasé junto a ti.
Te sueño y te callo
porque tu nombre es plegaria eterna de aturdimiento vano,
con la voz queda, apenas sí te nombro,
con el olvido enredado en mi sienes
y la palabra que no dije, estrellada
en mis labios silentes, enmarañados
de cosas que se fueron
tras de tu sombra, el día que marchaste
y yo me desprendí, para siempre,
de algo parecido al amor
que no sentía, pero que sí sentí
en el tiempo en que bordábamos
un mundo diferente y soñado.
Las sonrisas afloraban ansiosas
y los besos, con los labios hambrientos
nos dejaban exhaustos y maltrechos.
Te fuiste, o yo te deje ir
salió de mi vida el tiempo
en que se aposentaba el miedo a perderte,
a sufrir, a embriagarme
con el vino de tus labios
que bebía golosa cada día.
Con eso me conformo, con eso, viví un tiempo
enredada en tu vida, olvidada de todo.
Con eso, mira que poco, me conformo
Santander 8-12-13
21,17