Volveremos pronto a la trinchera,
escaramuzas frágiles, esperas…
Volveremos a cubierto de las fieras
que andan cerca, prestas a ladrar.
Volveremos a levantar los parapetos
que un día deshicimos con las manos
pensando que jamás
los malos tiempos retornaran.
Y vuelven.
Tornan oscuros nubarrones
que cierran el cielo de tormentas,
mientras por levante, se escuchan las trompetas
y la caballería presta a invadir,
caminos, sendas que antaño
sembramos de flores sin espinas,
-incautas, confiadas-
pensando que nunca más volvían.
Pero vuelven. Se les oye,
se escuchan alaridos,
palabras crudas y soeces
que gritan con tal de amedrentar.
No dan tregua, ni limitan
la ira a sus conquistas
su miedo les arma de maldad
y llegan, prestos. Se les oye.
Tornan tiempos umbríos
en que el miedo campaba
bajando las bujías del hogar,
llenando el tiempo de silencios
mientras el frío apaga la llama que prendía
a duras penas en el llar.
Tornan bárbaros, provistos de mentira,
con armas que balbucen insultos
y armaduras duras, de cristal.
Llegan con ansia de venganza
mientras el alma se les disfraza
de un frío gris gredal.
Mientras, nosotras, las de siempre,
la vencidas, las proscritas
tornamos de nuevo a escondernos,
forjarnos parapetos con palabras,
y como antes… a vivir en soledad.
María Toca Cañedo©
Santander-13-07-2023. 17,36.