lenta y decidida, derrotada.
Creía, infausta boba,
que cada vez que levantaba la persiana
se abría el telón de un nuevo día
en donde, como todos,
era vencida por la vida.
Tarde, muy tarde, me di cuenta,
que no. Al revés, cada jornada
era una conquista ganada
en dura pugna con la muerte.
Firmé pactos, consabidos
con eso que llamamos óbito,
defunción, deceso, trance…
Me proclamé tantas veces
su amiga, que la ilusión
se me hizo renuente
y al cabo del tiempo…
cambié la dirección del cambalache.
Hoy, al menos, por tiempo indefinido,
mi deseo es volver
cada mañana a levantarme.
Por eso pacté nueva entente;
ella se aleja, yo la cuido
hasta convertirnos en amigas
siempre que mantenga definidas,
las distancias y los respetos
que me debe y le debo en compromiso.
María Toca Cañedo©
Santander- 15-07- 2023. 12,43