Se quedaron varados,
como peces volátiles,
en el espigón de los sueños,
concisos, hinchados, yertos,
varados, como sueños en la penumbra,
de una noche infinita
que no acabara nunca.
Llegaron al albur de madrugada,
caídos, con poca suerte
y sin nombre, nombrados
por un número o por sombras;
llegaron sin portar documentos,
como llegan las sombras
a la muerte.
Llegaron, con la maleta vacía,
con solo el estandarte
del desamparo por bandera,
en los ojos la duda, y en la boca
el sabor de la pólvora inerte .
Llegaron a la costa, vacía,
plena de indiferencia
y de costumbre,
que no quiere ver y que se miente.
Se quedaron varados, para siempre;
en nuestra memoria,
apenas, un instante,
vagaron por la ilusión de ser más libres,
ahora yacen callados,
entre olas de olvidos
y sonrisas de medio lado.
Llegaron y se quedan varados,
envueltos en las sombras
de una costa silente,
sin nadie que los recuerde,
casi sin nombre.
Santander-30-8-15, 19,10. 587 días sin ti, pero contigo.