No pensaba yo que el camino
era tan largo y tan desalentado,
cuando lo emprendí, aquel invierno.
No sabía que el olvido
estaba empedrado de sombras,
macerado de dudas,
prendido, de un dolor apagado,
como llama silente y encerrada,
entre la tibieza de un corazón helado
y de un cielo lejano y aparente.
No sabía que pasado el tiempo
la herida doliera tanto
que a veces, se cortara el latido
y la cautela dejara, la boca bien cerrada,
para que no escape el grito
o el desaire, de una cabeza rota.
Ignoraba, que por tiempo que pase,
la herida sigue abierta
y el recuerdo, duele,
a poco que se entreabra una puerta
y salga por ella, el incierto recuerdo,
de aquellos días tristes
y el celo, que sentí. Por eso,
no pensaba yo, que el tiempo
no curara el recuerdo.
Santander-30-8-15, 19,36. 587 días sin ti, pero contigo.