Y así, sin sentirlo, siquiera
se nos lleva la tarde,
en volandas el tiempo
cogido a contrapelo
de un incierto destino.
Casi sin darnos cuenta
se nos llega el crepúsculo
que asoma, entra en mi alcoba
y susurra un despido.
Un adiós de este día,
que no hará gran historia
ni quedará entre el ramaje
del recuerdo; vacío
de contenido, huero
de afectos o de dramas.
Un día, como otros,
un día, caminado a distancia
serpenteando el cielo
cubriéndolo de hojarasca.
Esa que cubre el limbo
donde quedan los cuentos
que se olvidan y crecen
en la angosta memoria
de los días vividos
con incierta constancia.
Tan solo será un día
como otros, sin altura,
sin grandes aventuras,
un día que jamás
pasará a mi historia.
Santander-1-5-2016. 21,39
No lo fue. Al final hizo historia…