Con la resaca de amor entre los dedos,
contando la existencia como se cuentan
las horas, que quedan, para el dolor efímero
que pasa, cuando duele el alma, cuando pesan
los tiempos, las almas, cuando castiga
el viento las ramas y las hojas se rezagan;
así, hoy, contemplo en lontananza, las miasmas
que quedan, y las que no se cuentan, porque están,
aquí, agazapadas, escondidas debajo
de lo que queda por vivir y no se sueña.
Así estamos los hijos de la noche,
los que tenemos historia que contar,
los sufridos, los malqueridos,
los parias, los sinnombre,
los que no cuentan para nada,
ni nadie les espera al despertar.
Aquí estamos barridos por un viento
que nos mueve, nos mece, a veces,
con el ímpetu vano de quien teme dormir
y no despertar, porque los sueños se fueron
con los días, en que moría la esperanza
y apenas, cabía el cuerpo en el rellano del amar.
Santander-10-6-15. 8,14. 506 días sin ti pero contigo.