Y si nos entregamos a la barbara acción de la poesía
dejando fuera cortapisas terrenales y paciencias,
nos alejamos del mundo y oropeles
y nos entregamos en brazos de una armonía
que conculque ansias y esperanzas
en la palabra, la belleza y la eufonía.
Como borrachas de un alcohol divino
nos entregamos con el alma dividida
a esculpir palabras, crear mundos
donde solo reine una cuerda fantasía
y nos adormezca con su voz
la música que fraterna, unifica.
El mar, como visión en nuestro frente,
la noche que nos ampare y nos abrace;
por el frente, tan solo el campo
y en el cielo las lunas,
nos iluminen de soslayo.
Así decoraremos nuestro sitio
perviviendo en un incierto cielo
donde nada disienta ni acicale
tan solo inmersos en la lírica
y exentos de cualquier otra incidencia
construyendo el mundo, con paciencia.
Santander-19-7-2016. 15,44.