Podría contar historias, que lucieran esperpento,
podría, pero no quiero.
Podría referir hechos, que lucieran hoy eternos,
podría, pero no quiero.
Y, por fin, podría haceros
una somera discordia
de los besos, del sabor amplio y espeso
que en mi boca, dejaron
las lágrimas derramadas.
Podría, pero no quiero,
alzar la voz, como loca,
tan solo, con cierto miedo,
de no tener comprensión
o de ser malinterpretada
en la sutil comisión,
de contaros los te quiero
que dije y no dijeron,
y las calladas respuestas
que sutilmente me dieron.
Podría, pero no quiero,
o tan simple y tan escueto,
como saber que la noche
entra en sutil desespero,
cuando la mañana calla.
Santander 20-5-14, 6,53, 121 días sin ti
no, Luis, muy corta, como el sueño que duró solo 3 horas. Pero fructificó