A veces me preguntan
porque me mojo tanto,
porque entro en combate
a poco que estimulen
las cosas que de siempre
me encienden y me irritan.
Me mojo, me salpico, me canso,
hablo, miro y pienso,
con la misma pasión
que vivo como quiero.
Quizá será por eso,
por no tener ni amo,
ni dueño que me espere,
me cuide, me ate, a cinchas recogidas
en arados y suelos
que suenan a mordazas.
Me impregno de la calle,
me mancho con la mierda
y luego, por si acaso,
me calmo en la escalera
que une a la montaña
con la nube de espera
que hay dentro de mi alma.
Hablando con los míos,
oyéndolos, siquiera,
calándome de ansias,
prendada de anhelos
que me llevan al cielo,
A l lado, de mis sueños
Santander 22-5-14, 14,34, 123 días sin ti
tuyo y vuestro es…
Muy bien.