A veces me paro, contemplo la vida
me pongo en espera, paro los momentos
retengo en los ojos las nubes del cielo
la escarcha del aire, el olor a tierra
el rumor del mar, que murmura quedo
historias contadas, de tiempos lejanos.
Me paro y espero que pase la vida
oyendo el sonido que canta la noche
las palabras mudas
que cuentan los árboles,
entonces revivo, relleno mi alma
de la vida plena que lanza el rincón
donde esté asentada.
Se llenan mi ojos de la luz marina
y los pensamientos que antes negrean
se vuelven sutiles llamas de esperanza,
se tornan elocuentes versos
que vuelco en la hoja
que ahora os entrego.
Santander, Palacio de la Magdalena, 20-5-2013. 14 horas
Enredada entre un coro de árboles, frente al mar, mirando hacia lo alto. Y viva.
Que bonito por la sensación de paz q transmites
María cada día compruebo como el compromiso y constancia que tienes con tu pasión de escribir va dando unos frutos que merecen la pena. Un abrazo.
Gracias, Ángeles, se intenta y se trabaja