¿Y ya podré aprender a caminar despacio,
contando los pasos que me restan
de un camino emprendido en los abismos
o de recuerdo apenas solazados?
No sé si aprenderé a alzar los ojos
para contemplar bien el paisaje
que antes se deslizaba por mi espalda,
sin apenas notarlo, por el ansia.
Tendré la paciencia preparada
para conformar mis pies al nuevo viaje
que ahora se impone, como antes
la torpe carrera que emprendía
a cada momento, peleada con la vida.
Lo dudo, a fuer de ser sincera, bien lo dudo
que tengo el tiempo escaso, dosificado
y con aldabas fuertes, custodiado
porque son tantos las vainas que me restan
que no sé si con marcha lenta
los consiga, o se me queden prendidos
justo entre los dedos,
ambiguas cosas por contaros.
María Toca Cañedo©
Celebrando el retiro de la vida productiva, que lo laboral ni intelectual.
Santander- 4-10-2022. 12, 35.