Hay momentos que paro y te contemplo
y siento que aún estás conmigo,
como si no te hubieras ido
al destino, que de lejos, tenías preparado;
al descanso, que marchaste aquella mañana,
aciaga, que borraría de un plumazo,
de todo calendario.
Contemplo tu mirada tranquila,
te siento, despacio, callado,
como, a veces, te encontraba
metido en tus sueños
anclado en tu futuro y tu destino.
Te veo, mirar hacia adelante
y me pregunto, si tú sabías
que pronto emprenderías el camino
sin vuelta y sin retorno.
Te miro, te contemplo en el silencio
de mi casa y mi vida,
rota, aún por la distancia
y las palabras que no dije
y que me queman,
despacio, en el alma
donde se guardan, los silencios más rotos.
Te miro, te cuento mis penurias,
y siento tu sonrisa de retorno,
tu sorna, tu tristeza, por ese dolor
que, a veces, me embarga
y me deja maltrecha,
mientras tú sigues muy cerca
por tu senda.
Santander.29-11-14. 20,24. 313 días sin ti, pero contigo.