Me quedo con la lucha, con el camino andado,
con las cadenas rotas, con hermanas,
amigas, con utopías bravas,
con silencios, con gritos de libertad valientes,
con las noches luna y la senda pugnada,
con amores de un día, con el vino bebido
en tabernas umbrías y en puertos acabados;
con sudor, con canciones, o poemas ardientes…
Me quedo con las noches que envuelta en el sudor
me encontró la mañana
abrazada a un pecho que luego olvidaba.
Con el grito, con lagrimas de escarcha
que brotaron de unos ojos dolientes
…con la rabia, con el puño cerrado,
con el hambre de fiera
de libertad sin anclas.
Con la soledad huera. Con el frío,
con el cuerpo agotado de la marcha
que hice en mil caminos.
Con el abrazo hermano,
con la mano tendida,
con el corazón grande
que despliega alas amplias
y que nunca se cansa de perder las batallas.
Me quedo con las olas salvajes
con el olor a brea, con barcos pequeñitos
que surcan el Cantábrico,
como hembras voraces…
Con mis señas, me quedo,
con mi gente, y mis canas,
con los grises gredales
que surcan mi ventana
en cada amanecer
de esta, que fue mi casa.
En conclusión, confirmo:
soy hembra de costumbres,
nada pudo conmigo…
me quedo con la vida.
María Toca©
Santander-27-01-2021, 11,57