Ayer tus pasos se cruzaron con los míos
las miradas, por un instante, quedaron prendidas
de unos ojos, que antes, apenas hace años
contemplaban el mundo en las pupilas, unidos
y ayer, nos miramos, extraños,
como si la piel no se erizara al contacto,
como si las manos, no buscaran trémulas
los rincones ocultos, de unos cuerpos
hambrientos de placeres ocultos.
Ayer, cuando el sol, aún lucía en lo alto,
nuestros pasos, se encontraron, apenas un minuto.
Callamos, luego nos contemplamos,
ciegos los ojos a los recuerdos idos
que, sin querer, pugnaban por volver
a adentrarnos en un pasado efímero
cuando la piel era fresca, la mirada
aún entonaba antorchas de furor
y el miedo no se había enquistado en tu alma.
En la mía, hace mucho que se fue
el miedo, el amor, y otras cosas,
para quedarse, tan solo, una tibia cadencia
de vida tranquila, de reposo pautado
por unos recuerdos, y unos pasos cruzados
por el tiempo que pasé envuelta en tu mirada.
Mientras, de mi mente, se despeja el pasado.
Te miré, me miraste, como se mira fuera
a un extraño, que fue todo, no hace mucho.
Sonreímos, saludamos, con calma
como seres, alegres y educados.
Mientras, el alma, aleteaba despacio
los mil recuerdos que llevaba guardados
y los posos que dejó un amor altanero y
el sendero de muchos pasos caminados
Santander- 21-12-13
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