No conozco barrotes que me prendan
o encarcelen mis días
si entre ellos hay páginas, papeles
que mi mano deslice abriendo el enrejado
que aprisiona mi mente.
No conozco más cárcel si hay libros que custodien
la libertad mientras una alas muy grandes
se desplieguen y vuelan
sobre aquellos papeles que pasean mis ojos,
abriendo las paredes.
Porque con ellos formo élitros volanderos
y mis ojos se convierten de pronto en ganzúas
que arrebatan y abren
las puertas, los barrotes y las prisiones regias.
Con ellos vuelo alto, por montañas y valles,
por llanuras, y los ríos que visito
me bañan toda entera, sin haberme mojado.
También abro las puertas,
horado piedra y labro
las bonitas historias que me cuenta la vida
…o la crean conmigo.
Ellos forjan mis sueños, amantes y sutiles
como nubes de escarcha que brotan, fascinadas
por el suelo… y me habitan.
Jamás habrá cárcel, barrote o cerrojo
de la que no me escape
si en mi mano poseo un libro, una historia
o un poema perdido
que contarme, tranquila,
mientras tanto… espero
a que lleguen los hados.
María Toca
Santander- 23-04-2020. 23,18