Mientras cae una lluvia negra
de los cielos infames, que me nublan
la mirada certera que dirijo
hacia arriba, buscando las respuestas
y no hallo más, que una sutil espera,
que nubla el silencio y se esmera
en ser apocalipsis y quimera;
entonces, mientras, espero en la esquina,
descampando de la tormenta ,
se me cubre la cabeza con ceniza
de los recuerdos y la vida hecha.
Contemplo el camino, allá a lo lejos,
como surca veredas, el océano
de mil maneras y formas, que prometo,
no ser y no cruzar por el espejo
que me nuble, y me entregue sin resuello
a la noble presteza del olvido.
Hoy, la cabeza está sembrada
de nublados, de tormentas,
de filos y de sombras
que desafían y horadan el destino
que labro con mis manos cada día,
haciéndolo espeso, y el vacio
tronando en el helado ambiente
en que se fue la simiente y el dolor.
Santander- 11-11-14, 18,42. 295 días sin ti pero contigo.