Los días se suceden, caminan lentos
como si fueran losas
que prenden de mi espalda;
cada sol que me alumbra
me calcina y recuerda
que tú no estás conmigo.
¿Dónde estarás ahora?
que mis ojos, mortales,
no te ven, ni te intuyen.
Habitas en el aire,
que me sopla y refresca,
te fundes con la niebla
que encadena los días
a las noches, mojadas
con lágrimas, que quedan todavía;
cuando el suave rumor
del mar, me ensordece,
te siento entre las olas
que besan a una tierra
donde pisan mis pies.
Te siento en el aliento
sutil de la mañana,
cuando al abrir los ojos
me sorprendes, con tu dulce sonrisa
envuelta entre las sombras
de mi sueño alienado.
Te siento, como percibo el aire
que respiro y me llena,
los pulmones de vida.
Y sé que me acompañas
en el andar diario,
que tu mano, en momentos,
acaricia mi pelo
y un susurro candente
me dice: no estás sola,
que yo, siempre, ando contigo.
Santander-9-11-14, 19,05. 293 días sin ti, pero contigo.