Me llevaré la sal y las salinas
la brisa que trae el mar
y me acaricia;
el viento, me llevaré,
la incierta luz que ilumina,
cuando la madrugada
asoma a mi ventana
y yo la miro. Me llevaré
los grises, aplomados de las nubes
cuando, panzudas, avanzan a carrera,
huyendo del viento
que las amenaza y las deriva,
soltando puñaladas de agua fría.
Me llevaré el color de tu mirada,
la sonrisa, el brillo de una piel inacabada,
el sonido de la risa matutina
y el sol, cuando acaricia la penumbra,
entre la noche
y la lúgubre compañía
del ocaso amarillo que nos brilla
dejándonos ciegos y sin vida.
Me llevaré el agua fresca
que bebí, al tener sed
en los caminos y veredas.
Me llevaré el polvo
que mis pies, levantaron al andar
y la aspereza del árbol que abracé
cuando acunó mi somnolencia
y el sueño que en él
hizo presa, dejándome quieta,
a su merced.
Me llevaré un equipaje de sonrisas,
el beso tibio de tu frente,
la palabra, mujer, madre, poeta
y poco más, me llevaré, en este viaje.
Santander- 27-5-2016. 22,04