Que liviandad lleva la vida
en su devenir por las costuras
de una historia, vana complacencia,
que ampara o deja fuera la costumbre
de amar, de ser amada, de sentirse
dentro del laberinto de los vivos.
Caminar a paso despiadado,
sin demasiada luz en lontananza,
que ilumine y ensanche el camino,
a veces, deja huella malsana
y borra el destino, que nos guarde.
Por eso, mejor caminar en el silencio,
de la aparente compañía que atraviesa
y tejer con calma la madeja
que nos lleve atravesando,
sin fisuras,a la otra parte,
callando, despacio, sin dar cuenta
que por fuerza, ser silente
tiene a bien encontrar las huellas en la sombra.
Santander-6-12-15. 19,47.