La mano sobre la letra,
el corazón helado
que se queja latiendo
de mi pasión lejana;
enhebro las palabras,
empiezo la poesía
y a poco que lo intento,
se me cubre la frente
de pura ambrosía.
Endulzo la mirada
con el cantar sencillo,
que esculpe la palabra
el dolor y el vacío.
A poco que lo intento,
se me pasa la pena;
discurre, se serena,
la tormenta iniciada,
con las pocas palabras
y el sencillo recato
con que cuento, las penas
y mi cantar se escucha,
apenas unas voces
me enjuagan la penumbra
y el dolor se hace mueca.
Santander-1-3-15, 0,20, 405 días sin ti pero contigo.