Derramo lágrimas secas,
silenciosas,
que dejan rastro salado en el recuerdo
anuncio de nostalgias y pasiones
idas, pasadas y no vistas
apenas disfrutadas.
Lágrimas que escaran la liturgia
de quien calla
y esculpe la boca
con la arcilla de todo lo que oculta.
Silencios que ofendan
o se usan para construir
las casa donde habitan las palabras.
Allí, se guardan en mi pecho,
las nostalgias,
mientras los recuerdos que anidan
se yerguen como muro
que oculta la realidad y la conmuta.
Germinan
y brotan los helechos
que de mis ojos,
en forma de agua cristalina,
a despecho
de los que callan
y se ocultan en el silencio
de vanos cementerios.
Allí, yacen los míos
que descasan regados
con la sangre silente de mi pecho.
Santander-8-9-2016. 19,07