La verdad de la duda

Me fundiré en minúsculas partículas

que unifiquen el contorno de las cosas,

ampararé con mi piel tantas verdades

como aristas contiene la pregunta

y así, entre premisas y respuestas

me haré una falaz incandescencia

que me traslade de casa, a la vivienda

donde halle atavío la conciencia.

Si la verdad tiene acomodo

entre muchas verdades más pequeñas,

porque afanarse con el grito

o dejarse la piel en el intento

de hallar una sola, que ampare

lo que en el todo, se encuentra

y difumina, a lo largo del camino.

Por eso, mi voz, mi tiempo y mi premura

hoy se encuentran ataviadas

con los ricos ropajes, de la duda

y prometo más allá de la cordura

jamás prestarme a verdades  tan seguras.

Santander-26-9-15, 18,56.