Camino por senderos trillados
que el tiempo procuró serpear
de recuerdos, de cosas conocidas,
vividas, antes, aunque la memoria
apenas deje huellas y se nos hiciera
la vida revolera,
dejando surcos viejos, en el lento mirar.
En cada nueva esquina, que camino despacio,
me encuentro viejas horas
sentimientos gozados, o ternuras truncadas,
como si el reloj maléfico
marcara la memoria, con puñal y barbejo.
El tiempo, pasa ahora, lento, preciso,
se vuelve muy despacio,
hacia el pasado incierto,
me lo retorna, con cada nuevo modo.
Reconozco la parte que bulle en el recuerdo
como algo muy vivido,
algo que colgara de forma indefinida
en la escueta memoria
que nutre días, noches, de mi vida pasada.
Me vuelven las vivencias,
las soledades, vuelven,
con ansia, con querencias
que tuve en aquella primavera
en que mis pasos, hoyaban, por vez primera
las flores de la vida,
con ganas y revuelos.
Con prisas y emociones,
nacía a la vida, labraba los caminos
que hoy reabro, y camino,
con más calma, con cierta laxitud
y con una mirada cansada
por lo visto, un poco fatigada,
de esperar un milagro,
de cercionar las dudas,
de sentir que la vida escapa
sin demora, rauda, como rio a la mar.
Santander-14-9-14, 0,17. 238 días sin ti.