Hay un tiempo empedrado
de recuerdos muy tristes,
de jornadas aciagas
en que la oscuridad ahogaba la costumbre.
Un tiempo, como ahora,
de otoños, con pocas certidumbres;
un tiempo en que tu cuerpo
se calcinaba todo
entre dolores ciegos
y cuchilladas sordas.
Fue hace solo un año
cuando te laceraron,
entraron en tus carnes,
te dañaron entero
intentando salvarte
sin frutos ni reservas.
Entraron en Septiembre
el once, casualmente,
yo estuve allí muy cerca,
sentada en una silla
contemplando el reloj,
musitando oraciones
que nadie escuchaba.
Tu destino era irte,
dejarnos aquí abajo;
calladito, marcharte
a cumplir otros ritos.
Tu destino, era irte despacio,
sin hacer mucho ruido,
discreto, como viviste.
El nuestro, fue quedarnos
sin norte, con vacío
de tus ojos, de tu voz
de tus abrazos quedos.
Ahora hace un año
te tenía conmigo,
dolorido, perplejo, cercenado.
pero estabas conmigo.
Santander 11-9-14, 18,18. 234 días sin ti y un año de tu operación.