Entra una brisa suave
por mi ventana abierta,
que se lleva la noche
que anida en la morada,
donde habito y reposo,
se lleva los reproches,
y con ellos, también se va la nada
que marchita los días
cuando la voz se calla.
Revolotea, suave,
agita mi cabello
mientras, yo me adormezco
con su tibia caricia
en mi piel, alejada,
del tiempo y de la vida.
Mueve, presto, el papel
en que vierto mis versos
y me deja el señuelo
de las voces cantadas,
tiempo atrás, cuando todo era claro
habitando las luces
de una vida entregada.
Hoy, en cambio, se escarcha
la poesía, sin calma,
que en mi voz se hace fuerte.
cuando calla la noche
y se acerca, despacio
la luz de madrugada.
Santander-20-9-14, 22,06. 244 días sin ti.