La vista se pasea pastueña
por limites y simientes de sombras
en días encantados,
apaciguando la mente
que fue encendida por la pena,
atravesada por lanza sin costura.
Se mece, con el aliento frágil
de una belleza perenne y confiada.
allí, donde se contempla el mar en danza,
allí, donde la brisa lame la montaña,
es donde mi suerte me deja
en la tranquila suavidad
de una dulce, amable, compañía
con el peso, liviano de la carga
que llevan mis hombros
y en el corazón, una mañana,
presta, solicita a despertar,
cuando la belleza supere al dolor
escarmentada, de penar
por escuetas y sombrías
veredas marchitadas.
Me impregnaré de la paleta
de color, que lanza el mar
envuelto en fantasía
que cure mi amor, y la tardía apariencia
de soledad y desamparo.
Dejaré que la sombra difumine
el color acido del espanto,
entrará en mi pecho,con premura,
la calida mano de la antorcha,
que encendida, ampliará las miras
y dejará de supurar la herida.
Santander 23-9-14. 20,19. 246 días sin ti.