Hoy el paisaje se vistió de plomo,
con plata escanciada amaneció el día
en grises de gredal se apaciguó la noche.
Envuelto en una bruma acidulada
apareció el contorno conocido,
difuminado, sutil como el aire,
como un sueño, un recuerdo, una brizna
de serpentina perdida en el fuego de la vida
simulando un contorno, o una fotografía
que, fiel, guarda con esmero, la memoria.
El cielo se aplomó,
las aves saltan sin agravios, con gran algarabía,
entre nubes de etéreas sementeras
anclan el cielo a su simiente de agua,
que no cae, que espera suspendida
hasta que un soplo milagroso y furtivo
las deje liberadas de sus garras
de espuma y recuerdos, enceladas.
Sardinero El Camello-1-8-14, 10.35. 194 días sin ti.