Me pondré a cubierto
hasta que amaine la tormenta,
así que el cielo calme su rugido
saldré del escondite con resuello
vestiré de nuevo, ropa viva,
calzaré mis pies con bota alta,
descubriré mi rostro, tras las noches,
de ocultarlo y tenerlo tras la puerta.
Abriré ventanas, puertas, rincones,
ventilaré la pieza que hoy me guarda,
dejaré entrar los rayos tibios
de un sol amigo, que desperece
mi tedio, el miedo y la zozobra
que hoy atenaza mi alma,
y cubren de sombras, mi cabeza.
Levantaré de nuevo bien alta la frente
cuando ya la tormenta no ruja,
acicalaré mi rostro con afeites,
dejaré de ocultarme tras la greda.
Voltearé el cuerpo con donaire,
la falda agitaré en franco reboleo,
y así, me iré despacio
hacia la luz, en medio de la nada.
Solo, cuando amaine la tormenta.
Santander-4-8-14. 15,14, 196 días sin ti.
es que me queréis, un poco, pero gracias de todos modos.