A veces siento ganas de partir en silencio,
arriar bien las velas, guarecerme en un puerto seguro,
dejando expediciones entre olas y fuegos
descansar y en penumbra, contar versos al viento.
O partir muy, muy lejos, donde nadie me encuentre
y fundirme despacio entre nieve y buen fuego
donde sienta la calma que me ofrece el silencio.
Buscaría unos brazos que me amparen y siembren
para siempre mi vientre, de certezas seguras
sin las dudas o miedos, que afronto cada día.
Opacarme muy lento. Marchar con paso quedo
dejando tan siquiera, huellas en lodo abierto.
Caminar junto a la alberca, mecerme entre los juncos
y abandonar el mundo y sus locas prisiones
que atenazan el cuello y me aferran con fierros.
A veces tengo ganar de huirme muy lejos
despojarme de bienes, construirme silencios
y dejar los ropajes, las ideas, los tiempos,
encerrados en baúles blindados
para que no se me escapen
los malos pensamientos
y me vuelva el augurio de sentirme apresada
y con el alma en vilo.
A veces sueño con cortar los amarres,
con hundirme en el cieno…
desaparecer toda y no volver la vista
cuando camine lejos.
María Toca Cañedo©
Santander-05-02-2022. 19,08