Marchaste en pos del viento
que arrebola la cara,
y acaricia mi pelo
con la mano callada;
marchaste con las ganas
de cruzar en un barco
por el mar de las ansias
y mecerte en silencio,
en el agua salada.
Te volviste rocío,
que cada madrugada
humedece las hojas
del árbol que se mece
con la sonrisa leve
de tu boca en mi frente.
Marchaste en pos del aire
que respiro y nos mueve;
por eso cada noche,
salgo, rezo y me envuelve
la lejana cadencia
de tu piel estrellada
con el manto, que cruza
el incierto destino
que nos lleva y nos deja
a merced de los vientos.
Sé que ahora y siempre
estaremos tan cerca
como cuando mi vientre
te mecía en la muerte.
Santander 8-5-15, 18,15. 453 días sin ti pero contigo.
es una de las utilidades del dolor, crear belleza.