Haré bola con las cosas que sobran
las fútiles, las negras, las feas
y con ellas llenaré esa esfera
haciéndola rodar presto hacia afuera.
Con liviano pañuelo de seda bien rasgada
limpiaré el sudor que perla hoy tu frente
y la sangre que mana de tus manos
después de labrar con ellas,
las terribles batallas que, añejas,
te llevaron lejos de estos mares.
Cebaré con música mis pensamientos
para hacer las creencias más bellas
luego al corazón, lo forraré con mil poemas
que esculpen alondras con alas
entre las nubes y el rubor que cubre hoy mi cara.
Con todo y con ello, rodearé de empalizadas
mi terreno, que estará bien protegido,
de los que lo hollaron,
tal que con armas acuñadas
sin tino y con las uñas afiladas.
Entrarán solo acciones bien solventes,
la dulce alegría, el sol y los pendientes
que penden tal que faralaes
de mi casa, por tu mano decorada.
En ese rincón del oasis amaré
tus dulces rincones, por mi bien descubiertos
mientras tu voz susurrante
recita versos de lujuria
y salen del corazón las viejas sonatas
que acaldan el miedo
y reponen al sol dentro de mi seno.
María Toca
Santander-23-07-2018, 18,00