Son días de doblar esquinas,
de silencio y rumor, empredradas
de canto silencioso y atinado
que por no oír no escucha ni el aliento,
ni el suspiro que sobra;
días de espliego y hierbabuena
oyendo pajarillos en la rama,
que llegan en sonido certero,
dulce y cándido a mi ventana
donde posan una leve alegría
que se escapa al levantar el vuelo.
Días que pasan sin dejar recuerdo,
días en calma, días
de sentimiento concebido
como se nace a un nuevo mundo,
de ser, de estar adentro
y dejar el ruido en desatento
contorno de la calle y hacia adentro.
Días apaciguados por la mente
que cansada de tejer tragedias,
se apoya, se duerme, y se relaja.
Santander 26-7-14, 22,07. 184 días sin ti.