No te imaginas cuanta tormenta
se esconde detrás de una sonrisa
mientras de frente con la cara abierta,
cual puerta de esperanza
y con los ojos quietos, observando callados…
casi sin brillo, cegados por el añejo llanto
de días, de jornadas… sobre todo de noches.
Noches sin luna, eclipsada o muy quieta
porque el duelo se extendía por fuera
de la guarida umbría donde escondí mis penas.
Noches y días quietos, sin más sombra
que el dolor recomiendo las carnes.
No te imaginas, compañero, detrás de esa sonrisa
el volcán de abatidas noches que me restaban.
No lo imaginas…ni yo puedo contarlo
porque quedó envuelto entre sombras de olvido
y lancé aquella llave, donde guardé la pena
en alacena escarchada de miedos…
Lancé aquella llave para que nunca nadie
encontrara las sombras encogidas de viejas.
Ni te imaginas, amiga, lo que escondía entonces
cuando yo sonreía y a todo lo cubría de noche.
María Toca Cañedo©
Santander-21-03-2024. 20,55